viernes, 10 de junio de 2011

Para los EEUU, sin su ayuda los ingleses habrían caído en Malvinas

Así lo confesó el ex secretario de Marina norteamericano, Jhon F. Lehman. Afirmó que sin el apoyo bélico de su país, el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur. Aún hay dudas sobre la verdadera cantidad de bajas inglesas durante el conflicto de 1982

Para los EEUU, sin su ayuda los ingleses habrían caído en Malvinas

En diciembre de 1988, el ex secretario de Marina de los Estados Unidos, John F. Lehman, hizo pública la ayuda política y militar brindada por los norteamericanos a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas, sin la cual el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur, de acuerdo con la conclusión de expertos militares.

La confesión del ex funcionario de Ronald Reagan fue realizada en Londres, donde blanqueó el respaldo militar a los británicos, que aunque fuera conocido por los combatientes argentinos, dejaba de ser una versión para convertirse en un hecho incontrastable.

A 29 años del conflicto, la guerra del Atlántico Sur aún sorprende cuando se revisan las causas políticas, las acciones bélicas, las alianzas militares y las rupturas de pactos internacionales y, por supuesto, los actos de valentía protagonizadas por lo que estuvieron en el teatro de operaciones.

Los británicos ganaron la guerra, pero a un costo de material y de vidas como no lo sufrían desde el final de la II Guerra Mundial. Después de Malvinas, los ingleses no intervinieron en otra contienda que les haya costado tanto.

Pese a los errores de conducción militar de los generales-dictadores que decidieron ir a la guerra, las tropas argentinas infligieron a los británicos la mayor pérdida de barcos y de aviones y aún hoy hay dudas acerca de las bajas que reconocen los ingleses: 255 muertos y 777 heridos.

La escuadra naval de la corona británica tuvo 24 naves que recibieron los proyectiles argentinos. Siete naves fueron hundidas, cinco resultaron fuera de combate y otras doce quedaron con averías de consideración.

La nave insignia, el portaviones Hermes, donde estaba el puesto de comando del jefe de la Task Force, el almirante Sandy Woodward, fue tocado y el segundo de los portaviones, el Invincible, quedó fuera de combate, no prestó más servicio en lo que era, en 1982, una de las tres flotas navales más poderosas del planeta.

Hay versiones militares argentinas que sostienen que no fueron 24 las naves hundidas, averiadas de los ingleses, sino que, en realidad, sumaron 32.

Una de las naves que los militares argentinos afirman haber tocado fue un buque auxiliar de apoyo clase Tide (RFA Tipedol), que fue entregado por el dictador chileno Augusto Pinochet a la Royal Navy hasta el final del conflicto.

La Task Force perdió entre derribados y averiados por fallas o accidentes 46 aviones y otro número importante de helicópteros.

Según fuentes militares argentinas, intervinientes en el conflicto, los británicos llevaron hasta el teatro de operaciones 171 aviones y helicópteros.

El período más encarnizado de la guerra ocurrió entre el 21 de mayo de 1982 y las jornadas posteriores, batalla que se extendió hasta el 25 de mayo.

El almirante Woodward anotaba en la bitácora de mando a las 9.30 del 21 de mayo. "Si los argentinos van a pelear, hoy es la mejor oportunidad que tienen. Ya veremos".

La intuición del almirante inglés se cumpliría, los argentinos dieron batalla porque ese día, la flota británica se había estacionado en la bahía San Carlos para desembarcar las tropas que debían caminar hasta Puerto Argentino.

El combate aéreo-marítimo fue tan feroz que los británicos quedaron grogui, según lo reconoce Woodward en su libro de memorias "Los cien días", de editorial Sudamericana, pero los argentinos se desangraron en la ofensiva, perdieron la mayor cantidad de pilotos y de aviones, y no consiguieron impedir que los soldados ingleses desembarcaran.

Woodward dice con todas las letras que los argentinos podrían haber ganado la guerra ese día: "los argentinos podrían haberla ganado también".

Antes de sufrir en carne propia la profesionalidad de los pilotos y la valentía de los demás soldados argentinos en la tundra malvinera, los EEUU ya habían enviado misiles sidewinder aire-aire para derribar los aviones de los sudamericanos.

Esa tecnología bélica norteamericana fue decisiva a la hora de establecer la diferencia con la que portaban las naves argentinas.

Entre el 21 y el 25 de mayo, las tropas argentinas perdieron 27 aviones, que equivale a casi el 50 por ciento de los derribos durante el conflicto.

"Nos quedamos sin resto", fue la dolorosa confesión de un alto jefe militar de la Fuerza Aérea a Télam, al describir el corte de la ofensiva argentina sobre la flota inglesa.

A casi tres décadas de la guerra aún hay secretos militares por revelar.

Por eso, una vez terminado el conflicto, el gobierno británico dispuso un acta de secreto militar hasta el 14 de junio de 2072.

Recién a 90 años de la Guerra de Malvinas se producirá la desclasificación militar y los investigadores podrán conocer, con prueba documental, la historia completa del conflicto.

miércoles, 1 de junio de 2011

Entrevista con Alberto Dupén, especialista en trastorno de estrés postraumático

Posadas.

“Para muchísimos veteranos la posguerra ha sido peor que la guerra”, afirmó el psicólogo Alberto Dupén, especialista en trastorno de estrés postraumático, quien visitó Misiones para brindar asistencia psicológica a los veteranos de guerra en Malvinas.
Su trabajo comenzó en esta provincia hace más de 20 años atrás. El primer ex combatiente que asistió fue un infante de marina de Oberá. “Estuvo alojándose en mi casa y no tenía ningún tipo de cobertura médica en ese momento. A partir de ahí comencé a tomar conciencia de que los veteranos de guerra no tenia asistencia mínima”.
Por cuenta propia, Dupén comenzó a visitar los distintos centros y hogares de los veteranos y así llegó a recorrer todas las provincias del país. Hoy es el especialista mejor reconocido en esta área, viaja por el mundo brindando conferencias y se encarga de capacitar a otros profesionales.

Desde su primera experiencia ¿cómo observa hoy a los veteranos?
Comparado 20 años al día de hoy, han hecho un paso gigantísimo. No sólo tienen cobertura médica sino una asistencia. Pero falta hacer muchas cosas más, sobre todo terminar de completar la red de asistencia del veterano de guerra.
La guerra para el veterano es todos los días, reexperimenta la guerra a través de sueños, pensamientos, incluso evita ver determinadas películas, o para ir a dormir tiene que estar pendiente de todo lo que le rodea, de los ruidos. Todo el combate fue nocturno, entonces cuando va a dormir afloran esas cosas, como diciendo ‘me pueden volver a atacar’.

¿Y por qué debe recordar lo que vivió?
Uno necesariamente tiene que volver a la escena del trauma. Lo que no se habla se hace síntoma. Si nosotros no volvemos a reexperimentar emocionalmente estos aspectos es impensable que se pueda curar el trauma. Entonces se tiene que trabajar sobre eso, cerrar ese aspecto, y poder continuar hacia delante. Eso queda, pero como un hecho anecdótico que es utilizado como un pilar: ‘si salí de esta, estoy preparado para muchas cosas más’. Justamente se trabaja sobre eso: ‘cómo puedo edificar sobre esta situación traumática’.

¿Cómo analiza la situación de los veteranos en Misiones?
En este momento hay mucho problema de violencia familiar, alcoholismo, y casos de adicciones. Están mucho más contenidos que antes, pero de todas maneras necesitan asistencia para continuar el plan de mejorar su calidad de vida.
Las personas que más ayuda necesitan son las que menos asisten a este tipo de reuniones. Me ha pasado muchas veces que he tenido que ir a los hogares de lo veteranos de guerra, para dar asistencia a él y a su vínculo familiar.

¿Cómo es la vida del veterano?
Hay épocas. Todo lo que sea cerca del 2 de abril y a mediados de junio, el veterano siente con mucha inquietud, mucho grado de irritabilidad. Otros momentos difíciles son las fechas de nochebuena y año nuevo porque hay fuegos artificiales, eso es un infierno para él, porque vuelve a reeditar todo lo que vivió durante la guerra, sobre todo aquellas personas que estuvieron expuestas al bombardeo. Los días de lluvia o niebla, una oscuridad muy intensa o ruidos de turbina los ponen mal. Una persona de Misiones tenía fobia a los Mercedes Benz 1114 que son los vehículos que se usaban en la guerra.

Y las consecuencias…
Mucha inestabilidad emocional hasta el grado de suicidio. A 29 años de la guerra, por las cifras extraoficiales casi un veterano por mes se suicida. También hay muchas situaciones de muertes relacionadas con alcoholismo o drogadicción.

¿Hubieran sido otros los efectos si se “ganaba” la guerra?
No, y esto lo niego por lo siguiente: en comparación con los suicidios argentinos y los suicidos ingleses la diferencia es entre tres o cuatro personas. Los ingleses tienen más suicidios por gente que se suicidó en posguerra que la que murió en las islas. No se trata de que la persona gane o pierda, es el hombre en sí ante la situación límite. Parte de la ciudadanía vio el tema de la guerra como si fuera un partido de fútbol, no había una conciencia. Es imperioso que la sociedad le de al veterano de guerra, el espacio para que se sienta digno y sepa que lo que ha hecho tuvo un sentido.

¿Existe aún la discriminación?
Si la guerra fue difícil para los veteranos, para muchísimos la posguerra ha sido peor que la guerra, porque muchas veces hay que andar ocultando con tal de conseguir un trabajo. Hay discriminación. Inclusive en los colegios. Conozco casos concretos que han tenido que sacarlos del colegio por ser hijos de veteranos. Son situaciones inexplicables. Por eso es tan importante no sólo la solidaridad y lo económico, sino también el reconocimiento por parte de la sociedad.

¿Cuáles son los traumas actuales?
A nivel de consulta, tenemos un problema con la inseguridad. Si bien en el Interior del país se ve menos, el hecho de que uno vaya caminando por la calle y sienta que ‘en cualquier momento me puede suceder’, hace que la gente esté más alerta y eso lamentablemente disminuye la calidad de vida y muchas veces restringe la libertad de hacer cosas por temor a lo que pueda suceder. Otro tema que incide es la alta incidencia de accidentes automovilísticos. Al momento de volver a manejar después de un choque o quedar con discapacidad muchas veces eso trae no sólo sobre él sino sobre todo su entorno, un estado de alerta, se nota en la agresividad en la conducción.

El perfil

Alberto Hugo Dupén
Es Licenciado en Psicología de la Universidad de Belgrano. Se Doctoró en la Universidad de Flores de la Capital Federal, luego de ocho años de estudio e investigación en el Trastorno de Estrés Postraumático con los Veteranos de Guerra en las Islas Malvinas. Hoy, es el Director del Instituto Holístico de Asistencia Psicológica (Ihap), donde se desarrolla un plan de asistencia gratuita permanente al Veterano de Guerra. Por su trayectoria, el Instituto Nacional de Servicios Sociales de Jubilados y Pensionados (INSSJP-Pami) le ha encomendado la capacitación de los profesionales de salud que asisten a los Veteranos de Guerra en todo el país.

Fuente http://www.territoriodigital.com/nota2.aspx?c=8069768345041278


Pelicula "Locos de la Bandera "