martes, 6 de octubre de 2009

Familiares de Caidos viajaron a Malvinas


Hay duelos obligados que son difíciles de aceptar. Como el que siguen haciendo frente a las desoladas tumbas de Darwin los familiares de los argentinos muertos en 1982. Por eso, ver a 170 de ellos aquí, ayer, arrodillados y derramando lágrimas frente a una cruces blancas con flores artificiales desgarraba el alma.
Sólo permanecieron siete horas en la islas. La ceremonia para inaugurar el monumento a los 649 caídos en el conflicto con Gran Bretaña transcurrió como se esperaba, en calma. Pero no faltó la oportunidad de soltar por lo menos al viento un mensaje de claro contenido político en medio este viaje acordado bajo cláusulas humanitarias internacionales.
Fue el presidente de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, Héctor Cisneros quien a las 12 del mediodía abrió frente a la Cruz Mayor que se levanta desde 2004 en Darwin la ceremonia que precedió a una misa. Agradeció "gratitud al gobierno argentino y británico por permitir este homenaje y también a los isleños que hicieron de lado las heridas del pasado". Pero también remarcó que el gobierno del Reíno Unido y el de las islas se "oponen a discutir de soberanía", aunque el pueblo argentino acredite "títulos" de las mismas.
Después rápidamente apuntó, cubierto por un largo y visible poncho norteño, que ello no impedía rendir este homenaje a los caídos en la guerra. "Una decisión humana fundamental", que permite "llorar frente a la tumba". Y remató diciendo que a británicos, isleños y argentinos los unía la "honra y el respeto a los que dieron la vida" por la patria.
Desde el terreno, algo empinado, sentados en sillas entre medio de las 230 cruces que hay en Darwin, madres, abuelas, hijos y hermanos de los soldados y militares muertos en Malvinas los oían en silencio, con las narices rojas por el viento helado. Entre ellos Emilia Fernández, mamá del soldado chaqueño Luis Roberto Fernández, muerto a los 18, y ella hoy, la más anciana del grupo con 78 años.
Los 170 familiares de este primer vuelo a Darwin -100 de ellos deudos de los muertos en el Crucero General Belgrano- fueron traslados en tres buses grandes y uno pequeño desde el aeropuerto de Mount Pleasant. Allí llegaron ayer pasadas las 9.30 desde Río Gallegos, adonde retornaron en el mismo día poco después de las 16. La presidenta Cristina Kirchner los había despedido a la mañana, en persona. " Gloria y honor a los caídos en Malvinas", les dijo.
Cuando llegaron a Darwin por un largo camino de tierra todo estaba listo. Una veintena de militares los esperaban en diferentes funciones. Iban vestidos de azul y de gala. Y según informó uno de ellos, se decidió que se no presentaran en uniforme verde para no incomodar a los familiares.
El propio comandante en jefe de las fuerzas británicas en el Atlántico Sur se hizo presente: el comodoro de aire Gordon Moulds, un escocés que participó en la guerra de Malvinas y que ahora tiene el rango nada menos que de comandante del Imperio Británico.
Había carpas para ellos, médicos, psicólogos que no entraron en acción. Puesto que si bien se vio a varios familiares llorar acostados sobre la tierra, no hubo incidentes ni personas asistidas.
La organización fue casi obsesiva. El gobierno dispuso que tanto el equipo de Clarín, la prensa isleña y la avanzada de familiares viajara en ómnibus oficial. Y durante la misa, a cargo del párroco santiagueño Sebastián Combin, los periodistas entraron al cementerio.
La ceremonia religiosa duró una hora. A la 1, un cuerpo militar tocaba la diana y los familiares comenzaron a dispersarse para un rato después emprender el retorno.
Muchos depositaron flores, rosarios y fotos de sus seres queridos. Todos rindieron sus silenciosos homenajes personales. También las nuevas generaciones.
Fabián Olariaga tenía seis años cuando su papá, Nicolás Roberto Olariaga se hundió con el crucero general Belgrano, pero muy pocas palabras para contar lo que estaba sintiendo ayer en Darwin.
"No sé qué decir. Veo, observo, escucho a las madres entristecidas como si todo hubiese ocurrido ayer. No lloro, no soy de llorar. Pero estoy emocionado" dirá aflojando la tensión con el pasar de los minutos.
Fuente Clarin

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