5 de mayo de 1982
Proyecto de Acuerdo sobre las Islas Malvinas:
(1) El cese del fuego inmediato, concurrente con:
(2) retiro mutuo y la no reintroducción de las fuerzas, de acuerdo con un calendario que establecerá el Grupo de Contacto;
(3) La introducción inmediata de un Grupo de Contacto integrado por Brasil, Perú, La República Federal de Alemania y los Estados Unidos en las Islas Malvinas, con carácter temporal, en espera de un acuerdo sobre una solución definitiva. El Grupo de Contacto asumirá la responsabilidad de (A) La verificación de la retirada; (B) Garantizar que no se toman medidas en las Islas, por la administración local, lo que iría en contra de este acuerdo, y (C) Asegurar que todas las demás disposiciones del el acuerdo se respeten
(4) Gran Bretaña y la Argentina reconoce la existencia de diferentes puntos de vista y en relación con el estatuto de las Islas Malvinas;
(5) Los dos gobiernos reconocen que las aspiraciones e intereses de los isleños se incluirán en la solución definitiva de la situación de las Islas;
(6) El Grupo de Contacto tendrá la responsabilidad de garantizar que los dos gobiernos llegar a un acuerdo definitivo antes del 30 de abril de 1983.
BELAUNDE TERRY Y SU COMPROMISO EN EL CONFLICTO
Un poco de historia Fue una madrugada de mayo de 1982 cuando 10 capitanes y mayores de los escuadrones 611 y 612 de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) salieron de La Joya (Arequipa) hacia la base argentina de Tandil, al este de Buenos Aires, para cumplir las órdenes emanadas desde el alto mando de la FAP. Era una operación militar secreta y, por ello mismo, ni siquiera las esposas o las novias de los pilotos peruanos se enteraron de que ellos volarían hacia Argentina llevando 10 aviones de combate Mirage M5-P para participar, si las condiciones lo exigían, en la guerra por las islas Malvinas. La Fuerza Aérea Argentina, a través de los canales políticos correspondientes, había solicitado apoyo a su similar peruana, pues requería de aeronaves de combate de alta performance para hacer frente a la armada real inglesa que llegaba escoltada por los famosos Harrier, aviones de despegue y aterrizaje vertical, que por entonces eran las más modernas y poderosas máquinas aladas que surcaban los aires. Argentina tenía problemas con sus aviones de combate porque no estaban preparados para desplazarse hasta las islas Malvinas, atacar los objetivos en el mar y retornar a sus bases. No obstante --como recuerda el general FAP Aurelio Crovetto Yáñez-- "los pilotos argentinos se sobrepusieron a las circunstancias adversas e hicieron blanco en varios buques ingleses: cumplieron una excelente y admirable labor". Pero el Perú no solo se preocupó en enviar 10 aviones de combate a Argentina. El alto mando de la FAP también ordenó al Comando de Materiales entregar toda la logística necesaria para las operaciones de las naves e, incluso, equipos de defensa aérea. En aquella ocasión --recuerda un oficial-- le dimos alrededor de 30 misiles AS-30 aire-tierra, misiles antiaéreos y hasta compramos repuestos en Israel para aviones como si fueran para el Perú, pero terminaron en Argentina.
EL ACCIONAR PERUANO
Desde un comienzo, el gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry tuvo una participación activa en el conflicto como aliado de Argentina. El Perú y Estados Unidos intentaron que el conflicto no se agudizara, pero los esfuerzos diplomáticos sucumbieron a la lucha. Al respecto, el entonces canciller peruano Javier Arias Stella señaló que, en un momento dado, se estuvo muy cerca de llegar a un acuerdo de cese de hostilidades. "Después de intensas negociaciones junto con Estados Unidos, el presidente Belaunde habló con Galtieri, quien aceptó el documento por el que se ponía fin al conflicto. Cuando todo indicaba que las negociaciones darían resultados y en Torre Tagle nos preparábamos para un anuncio oficial, el presidente Belaunde me informó que el crucero argentino General Belgrano acababa de ser hundido en combate. No había nada que hacer y Belaunde le expresó su solidaridad a Galtieri", contó a El Comercio Arias Stella --médico patólogo de profesión-- en su oficina en Jesús María. Para Arias Stella, los esfuerzos diplomáticos peruano-estadounidenses por evitar un conflicto bélico se frustraron porque la primera ministra Thatcher ya había ordenado el envío de una gruesa flota hacia el Atlántico Sur. "Es decir, no podía regresar con las manos vacías. Tenía que recuperar las Malvinas". Si las tropas británicas no recuperaban las Falklands, habría sido un fracaso con graves consecuencias internas para Margaret Thatcher en el ámbito británico y europeo en general. Al preguntársele por qué el Perú se involucró en el conflicto, el ex canciller expresó que el presidente Fernando Belaunde, un hombre tranquilo y pacífico, previó que si no había una solución, el derramamiento de sangre sería inevitable. "El presidente Belaunde trabajó por buscar una tregua apenas los británicos partieron al sur".
No hay comentarios:
Publicar un comentario