domingo, 23 de diciembre de 2007

SALUD Y DERECHOS HUMANOS: EL CASO DE LOS VETERANOS DE LA GUERRA DE MALVINAS

SALUD Y DERECHOS HUMANOS: EL CASO DE LOS VETERANOS DE LA GUERRA DE MALVINAS

(Maria Alejandra Silva )
1. Introducción:
La guerra constituye un hecho traumático para la sociedad en general . Es un suceso extraordinario que siempre deja secuelas, como indica la Organización Mundial de la Salud. Genera daños irreversibles, físicos y psíquicos y sociales, tanto en las personas que participan directamente como en el grupo familiar. De modo que la vida de estos jóvenes, tuvo un parangón en un antes y después de la guerra en la salud, en su inserción social y significó una carga emocional importante para quienes participaron en ella, la relación con su familiares, amigos, conocidos, dió un vuelco radical, con la pérdida de la guerra, ya no se lo consideraban héroes, sino que eran vistos y condenados simbólicamente por la sociedad, dándoles la espalda y evitando hablar sobre este suceso. En ese sentido cabe rescatar las palabras de un soldado:

“Imagínate que en cada uno de nosotros hubo 3(tres) personas diferentes. Hubo un Eduardo antes de Malvinas, que fue otra persona durante la guerra, y hay un Eduardo que vuelve. ¡Yo no soy el mismo que era antes! “ (Eduardo, 2006)

Sin embargo, pareciera que hasta el momento es difícil comprender que “La salud es un derecho humano y parte fundamental del derecho a la vida, así como un deber del Estado”, el cual ha sido negado a los protagonistas de dicha contienda. En ese mismo sentido, paradójicamente se suele hacer “memoria“ sobre la historia de vida de los que sufrieron la violación de los derechos humanos durante la ultima dictadura militar dejando al costado la historia de estos jóvenes que en su mayoría solo tenían 18 años de edad, cumpliendo el servicio militar obligatorio.
Asimismo, las políticas “públicas” destinadas a este grupo social fueron en su generalidad insuficientes, siendo las políticas sociales las menos consideradas. Por el contrario, lo que predomina es un halo de retórica política que hizo y hace erupción en fechas patrias, como un tema de rigor. Por el contrario, los derechos conseguidos por los VG de Malvinas han sido fruto de su lucha, reclamo y trabajo con la comunidad, pero nunca han sido otorgados por la sola decisión de algún político de turno.
No solo es la experiencia misma (la guerra) lo que le da una jerarquía distintiva a este grupo, sino el hecho que su reclamo y demanda hacia Estado tiene raíz en una exigencia que este último les hizo en el pasado: ir a una guerra para defender su soberanía (en este caso recuperarla). En palabras de Guber:

”La guerra constituye, en efecto, la donación máxima de un familiar y la expresión más evidente de la desigualdad implícita en esta reciprocidad supuestamente igualitaria entre Estado y sociedad”[1].

Claro, este implícito genera responsabilidades del Estado hacia a aquellos a los que se pidió su sacrificio o, en su defecto, a sus allegados más próximos o principales afectados por las secuelas que quedaron por este “pedido” del Estado:

“Pero el Estado debe compensar al ciudadano herido o a los parientes del muerto por haber tomado un hijo, un esposo o un padre de esa familia. Y si se trata de un herido, las Fuerzas Armadas tienen la obligación de garantizar tratamiento médico y psicológico por el tiempo que sea necesario”[2].

Estas atenciones se vuelven un deber del Estado – cualquier sea el gobierno de turno que lo dirija – hacia a aquellos a quienes ordenó incursionar en una operación bélica (en el caso de los militares de profesión) o a los que impuso una “carga cívica” (en el caso de los conscriptos) (Vázquez y Silva, 2006).
Con respecto a los veteranos de guerra argentinos, más allá de que no contaron con una asistencia psicológica e incluso médica, se produjo en torno a ellos un vacío social, como así también un proceso de desmalvinización por parte de las autoridades.
Este concepto fue acuñado por el politólogo francés Alain Rouquie y fue utilizado en diferentes simposios desde junio de 1982.[3]
El fenómeno de la “desmalvinización” fue pensado y dirigido por la dictadura, pero no fue revertida en democracia. Comenzó con la visión de un conflicto bélico, como la guerra, despojado de sus principales actores, silenciando a los soldados apenas volvieron al continente. De esa forma los soldados se convirtieron en víctimas de la dictadura, de la guerra y del silencio[4].
En ese proceso intencional sostenido en el tiempo, la salud ha sido una de los temas mas afectados, como a continuación se detalla

2. El derecho a la salud en la guerra de Malvinas: muchos desafíos y pocas respuestas
La cobertura medica y la organización sanitaria ya había sido una falencia a la hora de planificar la guerra. Existe documentación que indica la falta de previsión medico-sanitaria durante la misma guerra de 1982. Por un lado, en el marco del 10° aniversario de la guerra de Malvinas, los tenientes coroneles médicos Enrique Mariano Ceballos y José Raúl Buroni publicaron un libro denominado La medicina en la guerra de Malvinas, que fue editado por el Círculo Militar. Por otro lado, el Informe de la Comisión Rattenbach establece en su capítulo III que:

“...el procedimiento adoptado por la Junta Militar para preparar a la Nación para una guerra contradijo las más elementales normas de planificación vigente en las Fuerzas Armadas y en el sistema nacional de planeamiento” (Comisión Rattenbach, 2000).

Los doctores Enrique Mariano Ceballos y José Raúl Buroni publican el libro “La medicina de la guerra de Malvinas” en 1992, señalando en las conclusiones “este análisis critico ha costado gran sacrificio y dolor para vencer la resistencia de los que no quieren escuchar, en contraposición a ello hemos observado que el enemigo realizó en diciembre del mismo año de la guerra un simposio en que evaluó aciertos y errores.”
Los autores no solo describen los sitios donde se desarrolla el conflicto y las armas y equipos de combate utilizados, sino que le suman la situación táctica que coloca a la Argentina en una situación desigual frente a Gran Bretaña, y los aspectos geográficos del clima y el suelo que juegan en contra de dicha situación. Luego indican la doctrina de la sanidad, cada uno de los problemas de logística y las lecciones que ha dejado la guerra. Dentro de los problemas de logística sanitaria cabe señalar los 5(cinco) aspectos mas importantes:
En primer termino, luego de finalizada y consolidada la recuperación de las islas el comandante terrestre contaba con 4.000 efectivos y no disponía de atención médica hospitalaria, por lo que día 5 de abril le ordena al Director del Hospital Militar Comodoro Rivadavia (a 1.000 Km. De la isla) trasladar todo el personal y el material a la isla. Un elemento exclusivamente de guarnición se transformó en la instalación de sanidad de campaña improvisada mas importante en la zona de combate: el Hospital Militar de Puerto Argentino. Este se ubico a partir del 10 de abril en un edificio de dicha ciudad, comenzando a funcionar el 12 de abril, estando completo su personal al día 3 de junio. En ese momento constaba de 122 efectivos: 45 médicos, 4 bioquímicas, 2 farmacéuticos, 26 enfermeros y 25 soldados. Esta conformación es ineficiente, pues faltaban instrumentistas que ayuden a los cirujanos y psiquiatras en el frente.
En segundo lugar, existían puestos de socorro limitados en su accionar en la isla Gran Malvina.. El de Bahía Fox carecía de capacidad quirúrgica y el de Puerto Howard disponía de una muy limitada capacidad. Ambos quedan aislados el 21 de mayo cuando se produce el desembarco ingles en San Carlos.
En tercer lugar, recién a partir del 1 de junio se pudo disponer en la zona de combate de 2 buques hospitales denunciados e identificados según las normas de la convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949. Eran los buques de la Armada “Bahía Paraíso” y “comandante Irizar”. Se presentaron numerosas dificultades y dudas en el montaje y organización de los mismos porque la armada no tenia experiencia[5].
En cuarto lugar, la cadena de evacuación sufrió serias dificultades porque: a) los heridos debían ser transportados a pie a veces durante varios Km., desde las elevaciones, por la dificultad de llegada de vehículos; b) la imposibilidad de vehículos terrestres por la falta de caminos y la detección de los mismos por las tropas enemigas, c) la mayor parte de las bajas fueron nocturnas en virtud de la hora en que se producían las acciones, d) la geografía impuso la instalación de los puestos de socorro lejos del frente, e) el difícil empleo de helicópteros por el escaso numero disponibles, la falta de visores nocturnos y la perdida de la superioridad aérea[6]. El retardo de la evacuación es fundamental para evitar la mortalidad, pues existe “el periodo de oro”, que ocurre en las primeras dos horas debido a hematomas subdurales o extradurales, hemoneumotorax, ruptura del bazo o hígado, fractura de fémur o lesiones múltiples. En el caso de Malvinas, generalmente el herido de primera línea demoraba un promedio mayor a las seis horas para acceder al tratamiento quirúrgico.
Por ultimo, el rescate y evacuación del crucero Ara General Belgrano que es hundido el 2 de mayo fuera de la zona de exclusión tuvo serios problemas que impactaron en la vida y la salud de los VG. Los náufragos debieron permanecer entre 40hs y 44 hs. en las balsas, con temperaturas del agua entre los 2 y 3 grados C, con un viento de entre 90 a 108 Km. por hora, con el estado del mar con olas de hasta 6 metros y una sensación térmica de entre 7 y 10 grados C bajo cero.
Personal de la Armada emprendió una investigación a los efectos de determinar los factores que influyeron en la sobrevivencia del personal del crucero hundido. Las conclusiones mas importantes fueron: los inconvenientes mas numerosos fueron los originados por el frío y luego el estado anímico, y los problemas de medios mas importantes surgieron por defecto en los cierres, las pinchaduras y roturas de balsas, fallas en los botellones de inflado, falta del botiquín sanitario (elementos de curación, analgésicos, y comprimidos antimareos), falta de vengalas y falta de elementos de comunicación. Se observaron lesiones producidas por el frío en el 16% de los sobrevivientes, siendo que el 20% de ellos no tenia salvavidas. El 19% tenia dolores relacionados con heridas o decúbitos, otros tenían reacciones depresivas y alteraciones del sueño[7].
En el libro de los coroneles médicos se encuentran datos interesantes que a continuación se detallan:

Cuadro Nº 1 Mortalidad por 1.000 efectivos/año durante los conflictos modernos.

2da Guerra (americanos) 52; Corea (americanos) 43 ; Vietnam (americanos) 18; Malvinas (argentinos) 151.

Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) en base a datos oficiales de Argentina y datos de la Segunda guerra, Corea y Vietnam tomados de Carey.[8]

En este cuadro se observa que la mayor tasa de mortalidad es la de la guerra de Malvinas, indicando que hubo una altísima densidad de fuego, siendo que la longitud del conflicto fue solo de 74 días.
Cabe aclarar que Ceballos y Buroni indican que es una de las pocas cifras que realmente permiten hacer una comparación entre distintos conflictos, pues depende de la densidad del fuego, y secundariamente de la calidad de atención medica. Incluso indican al final del libro que no se ha podido determinar las causas de la mortalidad por la falta de datos precisos, ya que no hubo personal especializado en la recopilación y análisis de los datos.
Durante la existencia del Hospital Militar de Puerto Argentino, del 12 de abril al 15 de junio, se internaron 1990 pacientes, teniendo relación con el combate solo 534 casos (el 26,83%). A continuación se detallan las afecciones diagnosticadas.

Cuadro Nª2. Patologías internadas en el Hospital Militar de Puerto Argentino discriminadas según su relación con el combate
AFECCIONES RELACIONADAS CON EL COMBATE
Heridos : 361 - 18,14 %
Pie de trinchera: 173 - 8,69 %


AFECCIONES NO RELACIONADAS CON EL COMBATE 73,27 %
Gastroenteritis: 156
Infecciones de la piel: 107
Lumbociatalgias: 60
Neumopatías: 56
Síndromes gripales: 45
Artralgias: 44
Anginas: 43
Micosis de piel: 42
Eritema pernio: 40
Quemaduras: 34
Otitis media supurada: 24
Síndrome stres-postraumático: 21
Infecciones urinarias: 19
Desnutrición: 14
Uñas encarnadas infectadas: 13
Hepatitis epidémicas: 10
Apendicitis aguda: 5
Otras infecciones: 723
Total: 1990

Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) en base a datos oficiales de Argentina.

De aquí se desprenden las patologías psico-somáticas relacionadas al sufrimiento y el stress (gastroenteritis y apendicitis aguda), sumada a las vinculadas al sobreesfuerzo de la carga y descarga, la mala postura, el hecho de cavar pozos y/o tumbas (lumbociatalgias), mas las propias del frío y la humedad, las psicológicas y la desnutrición.
Un hecho a destacar es “la enfermedad desnutrición, llamada también edema de hambre o distrofia por falta de prótidos y grasas se produjo como consecuencia de una alimentación hidrocarbonada deficiente en calorías”. Para el caso del “pie de trinchera”, señalan que la desnutrición es un factor predisponente principalmente en la Isla Gran Malvina, donde se registraron 3(tres) casos de fallecimiento por esta causa.
En cuanto a los datos de los 361 heridos en combate, cabe indicar que el 70% de los mismos lo fueron por proyectiles de baja velocidad correspondientes a esquirlas de munición de artillería y de bombardeo aéreo, debido a las características de esta guerra en que predominaron los fuegos aéreos y navales. A continuación se detallan los mismos:

Cuadro Nª 3: Heridos de armas de guerra atendidos en el Hospital Militar de Puerto Argentino.
Rango
Oficiales: Esquirlas 15 ; Bala: 3; Expl. 0; Total 18; Porcentaje 5,00%
Suboficiales: Esquirlas: 57 ;Bala: 12; Expl.: 5 ;Total: 74 ; Porcentaje: 20,50%
Soldados : Esquirlas: 184; Bala: 68 ; Expl. 17 ; Total: 269 ; Porcentaje: 74,50%
Total: Esquirlas: 256 ;Bala: 83 ; Expl. 22 ; Total: 361; Podentaje: 100.0 %

Fuente: Ceballos y Buroni, (1992) en base a datos oficiales de Argentina.

En este cuadro se observa que fueron afectados de manera diferente los soldados y los oficiales, siendo los primeros los mas vulnerables.
Otro aspecto importante señalado en el estudio publicado por los coroneles médicos Ceballos y Buroni es la respuesta psicológica a la agresión bélica. En ese sentido cabe destacar que, como afirman en dicho escrito:

“la diversidad de agresiones que se sufren durante el combate imponen un desgaste psíquico y físico tan grande, que cualquiera, por mas racional que sea el curso de su pensamiento y su fortaleza psíquica, puede ser vulnerable y susceptible de proceder con conductas desorganizadas y trastornos emocionales. (López Ortiz, 1986)”

No obstante, cabe señalar que no todos se ven afectados de la misma forma porque el soldado concurre al combate con el aporte de todo lo que tiene de persona: su educación, sus creencias religiosas, su fortaleza o debilidad física, su voluntad, sus temores, sus amores y sus planes de futuro. Todo esto puede permitirle o frenar la elaboración de la agresión.
Las respuestas anímimicas observadas en Malvinas pueden agruparse en: reacciones de huida, trastornos psíquicos por desnutrición, despersonalización y pánico.
Dentro de las reacciones de huida se observan las lesiones auto infligidas, las consultas medicas de males insignificantes (dispepsias, prótesis dentales dolorosas, etc.), el robo de tarjeta de evacuación. En otros casos eran crisis catatónicas, mutismo o crisis de llanto.
En Malvinas, al igual que en la Primera y Segunda guerras Mundiales, se ven las consecuencias orgánicas y psíquicas de la desnutrición. Lo mas notable es la letargia mental y psíquica, caracterizada por el sueño profundo y fatiga psíquica y mental, perdida del poder de concentración y perdida de memoria de los sucesos recientes.
Respecto a la despersonalización se observaron en las inmediaciones de Puerto Argentino, soldados presa de una especie de trance, semejante a un "fuga"”epiléptica, que concurrían a revolver recipientes para residuos y comer lo que allí encontraban, con desubicación en el tiempo y en el espacio, que se marchaban a la deriva por el campo, y con una posterior perdida de memoria de lo que había sucedido, a los que el resto de los soldados llamaban “los mutantes”.
Otra reacción fue el ataque de pánico. El Pánico es el miedo excesivo que produce reacciones descontroladas en las áreas del pensar y actuar. No se presta oídos al jefe y cada uno cuida de si mismo sin miramiento por los otros, el grupo se desintegra. Cuando se los detecto fueron aislados y evacuados porque sucede una reacción en cadena, como fue descripto en otras guerras.
Sin embargo, durante los días del combate en Puerto Argentino se observaron numerosos casos de pánico, esta vez contagiosos, que se evidenciaron como: huida despavorida, colocación en posición fetal y cubiertos totalmente por ropa, estado e inmovilidad durante horas, etc.
En el documentos se indica que lamentablemente no se contó con personal instrumentista (que ayudaran en las cirugías), ni con psiquiatras en el frente, como ya se acostumbraba en otras contiendas.
Dicho documento histórico constituye una antesala de lo que sería la red de contención médico-psicológica en el retorno al continente y la posguerra.
3. La posguerra: la salud no es un derecho humano alcanzable por los Veteranos de Malvinas
Se observa que a pesar de haber estado poco tiempo en un conflicto bélico (74 días), son muchas las consecuencias físicas y psíquicas en los ex soldados. Expuestos a hambre o frío (86%), bombardeos, ,agua (72%), a explosivos (64%), esfuerzos físicos (66%), ruidos (81%), a riesgo de muerte (84%).
Por lo tanto, para modificar las condiciones de salud y este perfil de morbi-mortalidad, deben realizarse cambios sociales (políticas para favorecer el aumento de puestos de trabajo con salario digno, posibilidad de ingreso y buena calidad en los niveles educativos y servicios de salud, ejercicio de la ciudadanía con equidad y responsabilidad).
De modo que la actividad de la salud publica no puede ser eficaz, y en algunos ocasiones, imposible de conseguir, a menos que se trate de influir en esas condiciones.

“El Derecho a la Salud mucho más que el derecho a la atención médica. La salud es un derecho humano y parte fundamental del derecho a la vida, así como un deber del estado. Visualizamos el Derecho a la Salud a nacer, crecer, desarrollarnos y finalizar nuestro ciclo saludablemente en un ecosistema saludable. El Derecho a disfrutar saludablemente nuestra vida cotidiana” (Payán Gómez y Monsalvo, 2005)

De modo que este derecho a la salud es lo que les fue negado a los veteranos de Malvinas.
Esto se constata en las manifestaciones del dirigente Rubén Rada a la BBC en el 2002 quien dice:
“a muchos de los que después fueron considerados "locos de la guerra" les resultó traumático ese brusco retorno, fundamentalmente por la falta de empleo y contención. Algunos se aislaron o cayeron en la depresión, el alcohol o la droga porque no tenían trabajo o una familia que los respaldara. Algunos contrajeron el SIDA o terminaron presos" (Rubén, 2002).

Existen antecedentes que indican la magnitud del problema. Por un lado, en la provincia de Buenos Aires, en el año 1995 se realizó una encuesta que permitiera un diagnóstico de situación de las condiciones de vivienda, empleo, educación y, particularmente, del acceso a la salud en una muestra de 500 encuestas de la población objetivo realizada en la Región sanitaria VI (en los distritos Quilmes y Avellaneda).
Otro antecedente es relatado por Alejandra Ruiz López , Médica Psiquiatra y Docente del Departamento de Salud Mental de la Fac. de Medicina. Univ. de Buenos Aires que se desarrolla en el año 996 (a los 14 años de la guerra) trabajando con “Voluntarias por la Patria”.

“Eran ellas las que recibían las demandas de los soldados quienes, terminada su conscripción, volvían a la vida civil. Estas demandas eran de tipo social o laboral: pedían trabajo, préstamos, casa, a veces un oído atento que escuchara sus preocupaciones. En general las Voluntarias conseguían satisfacer las demandas, pero sólo en el corto plazo, pues muchos veteranos abandonaban los nuevos puestos de trabajo, los prestamos pronto se malgastaban y los matrimonios se rompían una y otra vez generando situaciones familiares muy difíciles”

Esto también es resalta por una hermana de un veterano. En un primer momento se derivaron muchos puestos en la administración pública, que compensaban la actitud discriminadora de los empresarios del sector privado. Pero este impulso también fue perdiendo vigor a medida que el desempeño de los nuevos empleados era opacado o frustrado por factores psíquicos o físicos de posguerra. Un testimonio significativo es el de la hermana de un VG: mi hermano Juan Carlos no quiso volver a casa, se quedo a vivir en una pensión en Buenos Aires y trabajaba en la empresa estatal de teléfonos. Se despertaba de noche, comenzaba a gritar y se ponía el uniforme. Por eso toda los vecinos de la pensión venían a calmarlo. Después fue a un psiquiatra, pero este profesional lo dopaban tanto que a la mañana los compañeros le marcaban la tarjeta y después tenían que ir a buscarlo, lo despertaban, lo bañaban y le daban café” (Maria Alejandra, 2006)

La Dra. Ruiz López declara “No sabíamos por entonces demasiado a cerca de los trastornos emocionales relacionados con el trauma. Nuestros veteranos presentaban reiterados fracasos sociales y familiares, imposibilidad de logros y éxitos en la vida, conductas agresivas, aislamiento y dificultades de integración. Ningún doctor les merecía suficiente confianza como para preguntarle por estas cosas. Más bien, estos rasgos eran vividos como exacerbación de las modalidades personales, como producto de su educación e idiosincrasia. Sin embargo muchos de estos síntomas se pueden analizar desde la óptica de una falla neurobiológica, con la correspondiente cascada de cambios bioconductuales, producto del trauma o bien como la respuesta de un aparato psíquico que ha perdido su capacidad de poner nombre a la vivencia traumática, por ser ésta tan intensa que carece de representación”.
Hacen un estudio comparativo de 6 meses de duración, durante el cual los veteranos recibirían una terapia grupal, centrada en los incidentes críticos, tendiente a verbalizar los contenidos referidos al trauma (no recibirían durante ese período ningún otro tratamiento)
La muestra estuvo constituida por 22 veteranos de guerra que aceptaron participar en este estudio piloto. Sus edades oscilaban entre los 32 y 34 años, salvo uno que tenía 55. (Médico, había participado como oficial en la contienda a los 41).
Tomaron la Escala de Actividad Global, Eje V del DSM IV que nos da una idea general de capacidad de interactuar del sujeto. Con el fin de evitar el sesgo que implica la subjetividad, dos evaluadores estimaban, por separado, el nivel de cada paciente y se adjudicaba el promedio de los dos números obtenidos. La comorbilidad fue evaluada según el DSM IV
En comorbilidad se observa que En el gráfico 2 observamos que al iniciar el tratamiento mas del 70% de la muestra presentaba trastorno relacionados con el descontrol de los impulsos, trastornos de ansiedad (incluido stress postraumático) o trastornos del estado de ánimo, pero en los 6 meses hubo cambios positivos, como se observa a continuación:.

Cuadro Nº4: Cambios a nivel de los trastornos de la salud mental antes y después de la intervención profesional:
Inicio: T ansiedad22% - T facticio 5% - T C substancia 14% - T control impulsos 26 % - T adaptativo 5%
6 meses: T ansiedad 9% - T facticio 5% -TC substancia 5% - T Control de impulsos 13% - T adaptativo 5%
Fuente: Elaboración propia en base a Ruiz Lopez (2001), Estrés postraumático enmascarado, Bs.As.

En el nivel de actividad global implica que se pasa de puntuación. De indicar: “síntomas moderados como afectividad aplanada, crisis de angustia ocasionales y dificultades moderadas en la actividad social laboral o escolar”, se pasa a un puntaje que indica: “síntomas leves como esporádico humor depresivo o insomnio ligero, con pocas dificultades en la actividad social o laboral, en general buen funcionamiento incluyendo la presencia de relaciones interpersonales significativas.” Sin embargo esta experiencia es limitada en el tiempo, el espacio y el grupo de beneficiados. No obstante señala los problemas de salud que se vinculan directamente con lo laboral.
Estos problemas de salud efectivamente afectan la reinserción laboral en un contexto social marcado por los problemas de empleo como es el caso de Argentina y específicamente Rosario. En ese sentido cabe rescatar las declaraciones del veterano rosarino Jael Báez:

“Nosotros tenemos un alto índice de desocupación, más del 70 por ciento y estamos hablando de una población tan chica como esta. Con el trauma que había después del conflicto, encontrarse con la realidad y enfrentar a la vida, encontrarse con la desocupación... muchos casos de quite de vida tienen que ver con eso (Joel, 2006)

En el periodo 1996-1998 se comienza un relevamiento nacional desde PAMI para luego orientar las políticas, que nunca se hace realidad. El mismo abarca las provincias de: Córdoba, Lanus (Bs. As.), La Rioja, Mendoza, Rosario (Sta. Fe) y Villa Ángela (Chaco), pero queda incompleto e inconcluso. Sin embargo cabe rescatar algunos datos:

Cuadro Nº 5: La salud de los VG Antes y después de Malvinas. Año 1996/98.
Trastornos Antes En Malvinas Después Hoy (1998)
Metabólicos: Antes 0% - En Malvinas 0,3 % - Despues6,6 % - Hoy 8,3 %
Digestivos: Antes 0 % - En Malvinas 3,3 %- Despues 21,3 % - Hoy 21,3 %
Hipertensión Arterial: Antes 0 %- En Malvinas 0 % Despues 3,3 % - Hoy 11, 5 %
Cardiovasculares: Antes 0 % - En Malvinas 1,6 % - Despues 3,3 % - Hoy 3,3 %
Osteomusculares: Antes 4,9 % - En Malvinas 23 % - Despues 27,9 % Hoy 32,8 %

Fuente: BORINI, M., GONZALEZ TREJO, C., SOLANO, M. & MADRID, M.E. (1999)

Otro estudio reciente fue hecho en el 2004 por el Lic. Alejandro Enrique de la provincia de Entre Ríos. En su estudio constata que los VG tienen mayor sensibilidad para ser afectados por sentimientos negativos tales como ansiedad, enojo y situaciones estresantes que se manifiesta en desajuste e inestabilidad emocional, pensamientos negativos, baja participación
Social, baja autoestima. Muchos presentan stress postraumático (PTSD) según el DSM-IV.
Los criterios que establece el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1995) para el diagnóstico del PTSD identifican tres grandes grupos de síntomas, teniendo en cuenta que previamente debe haber existido exposición a un evento, caracterizada por muertes o amenazas para la integridad física propia y de los demás y una respuesta de desesperanza, temor u horror intensos ante este evento:
1.- Reexperimentación del evento traumático a través de recuerdos reiterados o pensamientos intrusivos y sueños de carácter recurrente que provoquen malestar clínicamente significativos. Keane, Wolf y Taylor (1987) plantearon la posibilidad de reproducir los síntomas del síndrome en laboratorio, exponiendo a los individuos afectados a estímulos traumáticos auditivos o visuales. 2.- Evitación de estímulos asociados al trauma como pueden ser los esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el evento traumático, esfuerzo por evitar lugares o personas que motiven el recuerdo del trauma, reducción del interés o participación en actividades significativas, sensación de desapego, restricción de la vida afectiva, entre otros. 3.- Aumento de la activación con síntomas tales como dificultades para conciliar y mantener el sueño, irritabilidad, dificultades para concentrarse, hipervigilancia.
Sin embargo no solo se ve afectado el veterano, sino que también su familia sufre la guerra como a continuación se describe..

4. Las secuelas en salud y su impacto en la familia:
Un capitulo aparte y muchas veces oculto es el daño sufrido por los padres de los veteranos. Rubén, presidente del Centro de Excombatiente de Rosario dijo:

“Mi padre es uno de ellos, pues en silencio lloraba por no saber que hacer conmigo, engrosa la lista de padres que han muerto a causa del sufrimiento, dicen que mi padre murió porque lloraba en el pasillo, no podía mostrarle a mi madre que estaba mal y se iba al fondo a llorar. Porque nuestros padres fueron esponja, se llevaron todas nuestras broncas y lo absorbieron todo, tenemos muchos padres que fallecieron del corazón fueron un 15% los que murieron en los primeros 5(cinco) años”. (Rubén, 2006)

Otro caso es el de una madre, Lusminda del Carmen que dice:

“Ni remotamente se me hubiera ocurrido que mi hijo iba a ser uno de los soldados que con 18 y 20 años habían tomado Malvinas. Los días que siguieron fueron un silencio absoluto hasta el 14 de abril, que recibimos un telegrama escrito por Juan Carlos. Nos decía que estaba bien y que solo quería cigarrillos porque el dinero no le servia. Fue terrible recibir la noticia que tu hijo que esta haciendo el servicio militar obligatorio, injustamente fuera obligado a participar en una guerra. Desde ese momento no tuve mas noticias de mi hijo hasta el 15 de mayo en que recibo una carta. El recuerdo es espantoso, nose como decirlo, es una experiencia traumática sufrida por mi familia y mis amigos. Aunque también recuerdo y valoro la solidaridad de todos los que se comunicaban con nosotras...El sufrimiento de una madre no se puede describir, es terrible...Solo recuerdo el corazón comprimido y estar todo el día prendida a la radio para escuchar cualquier novedad, sobre todo cuando no tenés ninguna forma directa de saberlo, un teléfono u otro medio, para saber como esta, si esta vivo todavía” (Carmen, 2006)

Padres y madres fueron afectadas por este sufrimiento. Esto también se verifica en el mencionado relevamiento de PAMI que señala un 35,2% de padres fallecidos y un 16,6% de Madres fallecidas.
Pero hoy la familia continua estando afectada, ya que la falta de políticas de salud para los VG durante estos 25 años ha generado la aparición de nuevos problemas de salud en los hijos de ellos.
Por ejemplos en Rosario ha aparecido un caso de intento de suicidio de la hija de un veterano. Rubén Rada señala:

“Hace una semana ocurrió en Rosario algo que por ahí no pensábamos nunca que iba a ocurrir, el día domingo a la noche, la hija de un excombatiente de Malvinas que hace 7 años se arrojo del Monumento Nacional a la Bandera, tomaba un frasco de psicofármacos y terminaba internada en una clínica con una carta que yo la leí y me dio mucha angustia “papa, te extraño, te quiero ver, me voy con vos”. El compañero se llama Paz, subió, estuvo una hora y media para limar la reja y se tiró. A comienzo de esta semana, la hija de Paz también se quería suicidar. Entonces esta fue la luz amarilla que nosotros le dijimos al poder” (Rada, 2006)

Al finalizar el año 2006 en Rosario también hubo un intento de suicidio, al tiempo que continúan casos de alcoholismo, adicciones, embarazo adolescente y violencia familiar en presencia de los hijos. De modo que ahora los que sufren dicha falta de políticas durante 25 años, son los hijos que tienen entre 15 y 20 años de edad. Una madre de Rawson escribe:

mi esposo murió en un accidente de transito, aunque supongo que tuvo que ver con sus fantasmas...desde ese momento mi hijo bacón tiene problemas con la droga. Esto paso en el año 2000 y yo nose como hacer para que el chico deje la droga...La atención en los centros privados es muy cara, pero PAMI no me cubre este caso (Mirta, 2006).

El problema es de tal magnitud que padres, hermanos, esposas e hijos aun hoy carecen de herramientas y elementos que le permitan comprender y comunicarse con los VG porque no han recibido tratamiento psicológico ni asesoramiento al respecto.


5. Algunas reflexiones sobre salud y derechos humanos en los V.G.

Ni bien comienza la democracia, surge una ley que obliga a los empresarios a contratar a VG, pero los mismos incumplen dicha normativa. Un ejemplo es el del rosarino Daniel:

“trabajaba en un supermercado mayorista muy conocido en la ciudad y el país, sin que mis patrones supieran que había estado en Malvinas. Cuando otros VG fueron a dicho comercio a buscarme para que recibiera un beneficio de PAMI –e l bolsón de mercadería – los patrones se enteran y a los dos días me despiden”.

Sin embargo, la discriminación social y laboral continua. Muchos de ellos aun hoy ocultan su identidad. Negar la participación en la guerra de Malvinas para obtener y/o conservar el empleo no solo es patrimonio de excombatientes con poca escolaridad, sino que también alcanza a profesionales universitarios. Durante el año 2006, en una escuela secundaria de Villa Gobernador Gálvez (El Gran Rosario) durante la entrega de diplomas de fin de año una alumna le confiesa al profesor responsable de taller de integración audiovisual:

“Mi papa es medico y estuvo en la guerra de Malvinas, pero siempre nos dijo que no tenemos que decírselo a nadie.”(Belén, 2006)

En el sistema de salud han pasado los años y casi todo sigue igual pero los problemas de salud de los veteranos se agravan.

“Los profesionales en el año 82, 83, 84 hasta el 85 dijeron paren, porque la comunidad de VG cuando cruce los 40 años van a ser un desastre, y no se equivocaron. Tenemos mas de 450 suicidios. No le hicieron caso a los profesionales cuando le dijeron, hay que buscar una manera de calmar esto que esta viniendo.” (Rada, 2006)

Por un lado continúan los suicidios, y las estadísticas muchas veces son menores a los realmente existentes. La razón principal es que muchos casos se registran como accidentes, accidentes de transito y heridas auto infligidas por armas de fuego, que no fueron acompañadas por una carta de suicidio. Este hecho al fin de cuentas resulta ser un acto de compasión hacia los familiares que sobreviven al hecho. (Gerding, 2002).
Por otro lado el sistema de salud sigue mirando para otro lado. Cabe señalar que los VG comienzan a recibir atención en la obra social de la tercera edad (PAMI) durante los años 90 a causa de que comienzan a recibir las pensiones. Sin embargo en ese contexto, carecen de un programa especialmente diseñado para esta población joven que posee un perfil de morbilidad diferente al de los pacientes históricos[9].
Además continua la puja entre corrientes de la psicología y la psiquiatría. Recientemente en las jornadas de Capacitación del Dr. Dupen, surgieron disputas.
Una de las participantes, especialista en psicología en catástrofe, señalo que participo en Santa Fe para contener a los inundados del año 2003 observando que tal disputa entre paradigmas es un tema a debatir.
Otra profesional indico que hay otros medios para resolver los problemas de salud mental como el arte, la radio abierta, exposiciones de fotos, etc.
Uno de los presentes manifestó que “el abrazo” es muy importante en el ambiente familiar.
En la observación del encuentro se constataba “la disputa de poder” entre diferentes miradas del problema, intentando imponer su visión como la única valedera. En ese momento intervino una de las madres presentes diciendo:

“no importa el método, la escuela, si se apela a la hipnosis para revisar los recuerdos o se utilizada la técnica de pegarle al almohadón, lo que importa es que si esto va a movilizar a los profesionales que todos estos años estuvieron ausente, bienvenido sea”....”Interesa la finalidad, porque de esa manera pasaron 24 años y en Rosario, Santa Fe y muchas provincias como Misiones (donde vive mi hijo) no se ha hecho nada de nada con respecto a al salud integral”

Idea que fue reforzada por un excombatiente presente que contó que muchos compañeros se encuentran bien gracias a la asistencia de profesionales de diferentes escuelas. A lo que Dupen respondió:

“es tan importante la contención sea cual sea el enfoque porque sino aparece otro problema como la violencia familiar (con su madre, padre, hermanos, esposa e hijos), porque uno agrede al que mas se quiere.”

En esa misma senda, un excombatiente manifestó:

“me doy cuenta que soy agresivo, reacciono mal...no me callo, duermo poco, porque me aparecen imágenes de los combates, sobretodo el mal trato del suboficial que era mi jefe, que comía y a mi no me daba nada porque decía que yo tenia que cuidarlo afuera...”(Carlos, 2006)

A esto se agrega el olvido de la sociedad civil y los profesionales universitarios. Habiendo históricas Facultades de Medicina y de Psicología en la Argentina y la provincia de Santa Fe, hasta el momento no hay estudios del morbi-mortalidad, vigilancia epidemiológica o seguimiento sobre el impacto de la guerra en la salud bio-psico-social de los excombatientes y sus respectivas familias. En suma, a la deuda política también se le añade la deuda social argentina. ¿Hasta cuando? ¿Tenemos que esperar otros 25 años mas?


6. Bibliografía
II JORNADA DE CAPACITACIÓN PROFESIONAL PARA EL TRATAMIENTO AL VETERANO DE GUERRA, a cargo del Dr. en Psicología Alberto Dupen- Especialista en Neurosis Traumática Posguerra, organizado por el Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Rosario, Rosario, 16 de mayo de 2006.
BORINI, M., GONZALEZ TREJO, C., SOLANO, M. & MADRID, M.E., (1999) (Manuscrito no publicado). La salud antes y después de la guerra. Proyecto de investigación y acción participativa para la salud de los veteranos de la Guerra de Malvinas. Buenos Aires: Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) División Veteranos de Guerra.
COMISIÓN RATTENBACH (2000): Informe Rattenbach, Buenos Aires, Ediciones Fin de Siglo.
ENRIQUE, L. (2004), Neuroticismo, extraversión y estilo atribucional en veteranos de guerra: una aproximación desde el estrés postraumático, Interdisciplinaria v.21 n.2 Buenos Aires jul./dic.
ENREDANDO (2006), Fuimos arrancando al poder político todos los beneficios que hoy tiene el combatiente: entrevista al Centro de Excombatientes de Malvinas de Rosario, Rosario, Santa Fe. Disponible en http://www.enredando.org.ar/
GUBER, Rosana (2005): De chicos a veteranos. Memorias argentinas de la guerra de Malvinas, Buenos Aires, IDES/Antropofagia.
Lopez Ortiz,M.A., Experiences with psychiatric patients in the Malvinas Islands Conflict. XXVI Congress of Military Medicin and Pharmacy, Marrakech, Morocco, 1986
Marincioni, E, Redondo, H, Genovart, R, Busto, E y Sagardia, J (1990), Supervivencia. El caso del ARA General Belgrano, Boletin del Centro Naval 107 (suplem 758-E-9): 23.
Programa Malvinas de la Dirección de Salud Mental de la Provincia de Buenos Aires, Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Año 1995.
RADA, Ruben(2006), La salud de los excombatientes de Malvinas a 24 años de la guerra, Desgrabación de la conferencia dictada en el VIII Ciclo Anual de Ateneo Patología Comparada Coordinado por el Dr. Julio R. Piva y el Lic. Carlos Virasoro, MUSEO PROVINCIAL DE CIENCIAS NATURALES “F. AMEGHINO”, ciudad de Santa Fe, 1 de diciembre.
RUIZ LÓPEZ, Alejandra (2001), Estrés postraumático enmascarado, Mimeo, Buenos Aires.
Seitz (2002), Veteranos de la derrota, BBC de Londres, web site: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/newsid_1854000/1854258.stm
SILVA, Maria Alejandra (2006a), Vivir la Guerra de Malvinas desde “adentro”: una historia familiar, en la Sección Derechos Humanos, Boletín Virtual Enredando, Rosario, Santa Fe. Disponible en http://www.enredando.org.ar/
SILVA, Maria Alejandra (2006b), Humanizando el 10 de junio: los derechos de los excombatientes de Malvinas, en la Sección Derechos Humanos, Boletín Virtual Enredando, Rosario, Santa Fe. Disponible en http://www.enredando.org.ar/
SILVA, Maria Alejandra (2006c), Los excombatientes de Malvinas: derechos reclamados, derechos ganados y derechos adeudados, en la Sección Derechos Humanos, Boletín Virtual Enredando, Rosario, Santa Fe. web site: http://www.enredando.org.ar/noticias_desarrollo.shtml?x=30392
SILVA, Maria Alejandra (2006d), Salud de los Veteranos de Guerra de Malvinas: miradas, sentires y propuestas, Presentado en el VIII Ciclo Anual de Ateneo Patología Comparada Coordinado por el Dr. Julio R. Piva y el Lic. Carlos Virasoro, MUSEO PROVINCIAL DE CIENCIAS NATURALES “F. AMEGHINO”, ciudad de Santa Fe, 1 de diciembre.
VAZQUEZ, Juan Cruz y Maria Alejandra SILVA (2006): “Más de 350”. Políticas públicas y Malvinas”, I Jornadas de Ciencia Política-Universidad del Salvador, Buenos Aires, 13 y 14 octubre.
Ä Docente e investigadora Fac. de Cs. Medicas de la Universidad Nacional de Rosario. Herrmana del Veterano de Guerra Juan Carlos Silva que a los 19 (diecinueve) años de edad participa en la contienda en cumplimiento del servicio militar obligatorio.
[1] GUBER, Rosana (2005): De chicos a veteranos. Memorias argentinas de la guerra de Malvinas, Buenos Aires, IDES/Antropofagia, página 43.
[2] Ibidem, página 43
[3] Significaba entree otras cosas actuar como si el conflicto nunca se hubiera llevado a cabo y considerar a los soldados como ineptos o sea “chicos de la guerra”.(Gerding, 2002).
[4] Resolucion del Concejo Municipal de Rosario, 20 de febrero de 2007. Proyecto del Concejal Colono.
[5] Garcia, I, Las misiones de un buque hospital en las Malvinas, gaceta Marinera, 18 de noviembre de 1982, pag. 5.
[6] La evacuacion de los heridos del combate Darwin- Goose Green no pudo llearse a cabo, y todos ellos fueron atendidos por los britanicos en el Hospital de Campaña de Bahia Ajax.
[7] Marincioni, E, Redondo, H, Genovart, R, Busto, E y Sagardia, J, Supervivencia. El caso del ARA General Belgrano, Boletin del Centro Naval 107 (suplem 758-E-9): 23, 1990.
[8] Carey, M.E. Learning from traditional combat mortality and morbidity data used in the evaluation of combat medical care. Military Medicin 152: 6, 1978.
[9] No obstante recientemente hubo cambios en la gestión de PAMI (Subgerencia), debido al ingreso de la Dra. Gabriela Acevedo dedicada a dar respuesta a los problemas de los V.G. Señala que comenzaría con un relevamiento de la situación real de ellos mediante una encuesta socio-ambiental, una historia clínica médica y un diagnóstico de salud mental. Hasta el momento no se ha implementado el mismo en el ambito de la provincia de Santa Fe, habiendo comenzado en Chaco y Corrientes.

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